Estadio Ciudad de los Deportes: “No es lo que esperaba”

Efectivamente, todavía no hay conexión con el Estadio, América y los Azulcremas.

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Gracias a nuestro buen amigo Charly del Nido, me tocó debutar como aficionado en el Estadio de la Ciudad de los Deportes y tengo varias impresiones que compartiré en las siguientes líneas, incluyendo las razones por las que siento la escasa conexión entre la afición y el Club América.

¿Qué no se llamaba Azul/Azulgrana o algo así? No, su nombre oficial es así, Estadio de la Ciudad de los Deportes porque está ubicado en la colonia del mismo nombre. Faltó imaginación en ese aspecto, pero que no engañen a nadie.

Ahora bien, vamos con los aspectos que deseo resaltar sobre este inmueble.

TAMAÑO

Golea el Azteca. 36,000 aficionados caben aproximadamente en el Estadio de la Ciudad de los Deportes (en adelante ECD) contra los 80,000 que caben al Coloso de Santa Úrsula.

Una de las razones por las cuales impone el Azteca, es su monstruosidad. Su arquitectura brutalista hasta el tamaño del inmueble se hacen sentir desde una o dos esquinas antes de llegar, mientras que el ECD se nota hasta que estás realmente cerca.

UBICACIÓN

Construido en lo que podríamos considerar el inicio del sur de la CDMX, su localización será buena o mala según el contexto del individuo

Quienes estén cerca del área, encontrarán rápido y sencillo llegar al inmueble. Los que no, se quejarán igual que los que tienen que ir hasta el Azteca.

Ahora que si hablamos de colonias, es un escándalo. Los alrededores del Azteca, y que por favor, nadie se sienta ofendido, son horribles. Literal, todo mundo huye de la zona tan pronto termina el partido.

Por otra parte, el ECD está en una zona popular de clase media o media-alta, rodeado de vistosos conjuntos de apartamentos, que uno no se explica que hace metido ahí un estadio. Evidentemente, la seguridad que se percibe es mayor, incluso para alejarse a pie del estadio.

Un punto que noté y que no puedo dejar pasar, es mencionar la diferencia de operativos policiacos. Quizá se debe a la zona, pero en el Azteca siempre hay legiones de policías, en ECD como diez veces menos cuerpos de seguridad. Desconozco la razón, aunque, podría estar relacionado con la cantidad de boletos vendidos. No vas a mandar mil quinientos elementos para cuidar a ocho mil personas.

ENTRADA Y SALIDA

Llegar al inmueble, en mi contexto particular, fue sencillo. El proceso del dichoso Fan ID fue menos engorroso que en el Azteca. Tampoco hubo torniquetes, ni policías manoseándote mientras dicen revisarte en búsqueda de objetos prohibidos. En el ECD te pasan un sensor de metales y si tienen duda, te preguntan qué llevas en el bolsillo. La entrada tomó, literal, cinco minutos.

La salida es espectacular. Subes las escaleras y ya estás en la calle. No hay rampas, no hay explanadas, no hay nada. Sales, buscas tu calle y te diriges a casa.

En defensa del Azteca, diré que estas facilidades son porque la paupérrima entrada facilitó las cosas. Al Coloso también he entrado fácil cuando el partido es de poca afluencia.

INMUEBLE

Estando dentro de la cancha, hay puntos que vale la pena mencionar.

Visión

Diez puntos. Al ser un estadio de dimensiones cercanas a lo mediano, el campo queda más cerca, y en este caso, permite observar las acciones sin problema alguno. Dicen que en esa cancha, se ve bien desde cualquier lado, y no lo dudo. Aquí no vi barandales, rejas, o cualquier cosa que se les ocurra a los del Azteca para fastidiarte la visión.

BAÑOS

Horrorosos como en todos lados. Es como si los encargados del inmueble pensaran que asiste puro malandro y que no vale la pena tenerlos en condiciones decentes. Nadie pide baños de palacio árabe, pero que al menos tengan agua y jabón. En el Azteca es el mismo cuento. Por lo menos, hablo de las instalaciones para la gente normal. Seguro que es otra la historia en palcos y esos asientos nice.

VENDEDORES

Bastante decentes. En el Azteca ves la mitad del juego porque se atraviesan una y otra vez. No falta el típico que se para frente a ti por cinco minutos con su gigante canasta de productos que mejor te ríes para no llorar.

En el ECD me pareció que son menos molestos en este aspecto, pues se mantienen en los pasillos sin grandes invasiones a tu espacio aéreo personal. En el Azteca hacen malabares caminando entre las butacas.

En costos de productos, igual de elevados los precios, pero con algo más de variedad. En el ECD hay donas y churros, en el Azteca no pasan de papas y palomitas.

ESCALERAS Y BUTACAS

El ECD es un inmueble viejísimo. Cabe recordar que cuando los Arrimados F.C. se mudaron al Azteca, el estadio quedó casi en abandono. 

Esto se nota en las instalaciones en general, todo se siente viejo, tanto escaleras como butacas están de mírame y no me toques.

El Azteca es un estadio viejo, pero no se siente tan viejo, salvo por los aspectos bananeros que le hemos criticado desde siempre.

ILUMINACIÓN

Si por TV se siente que falta luz a la cancha, en persona es el mismo cuento. La ausencia de lámparas en las cabeceras deja bastante oscuras las áreas. Es como si funcionara con el mínimo de iluminación necesaria para jugar un partido de fútbol profesional.

DESCONEXIÓN ENTRE AFICIÓN Y EQUIPO

El América lleva jugando apenas un puñado de cotejos, pero algo se siente raro en el ambiente. Tengo varias teorías, que no son más que eso, opiniones subjetivas, porque en esto, podemos estar seguro de que es un cúmulo de opiniones más una pizca de dramatismo habitual en el americanismo, lo que causa esta sensación.

CALENDARIO

Empecemos por las fechas. América arrancó a mediados de julio su mudanza temporal a este inmueble, pero, este mes es un mes vacacional. Terminan los colegios y todos se largan a la playa.

Entonces regresa la gente a finales de agosto tras merecido descanso y un regreso a clases en puerta. Es evidente que las finanzas se encuentran en horas bajas y tampoco es que un América vs. Puebla sea demasiado emocionante en fecha cinco y plantel incompleto.

Sí, que se debe apoyar siempre y blah, blah, blah. El americanismo está cuando hay que estar.

DEMASIADO AMÉRICA

Hubo una época donde al América se le extrañaba por dos largos meses. 

En julio y agosto no había fútbol y te morías por ver la fecha uno, aunque fuera contra Jaguares de Chiapas a las tres de la tarde con doscientos grados de calor en Tuxtla Gutiérrez.

Hoy no hay eso. El América no se hace de rogar, como mucho paran dos o tres semanas y regresan a la carga con un millón de partidos al semestre. 

No puedes extrañar a quien nunca deja de estar.

Y si encima se le suma el costo por boletos, es natural que el Azulcrema capitalino sea superselectivo con los partidos a los que asiste.

CLASES SOCIALES

Espero no meterme en camisa de once varas con lo que diré a continuación, pero que le quede el saco a quien se lo quiera poner.

Parte de la desconexión que se siente entre el América y sus aficionados, es precisamente por el tipo de fans mayoritarios que asisten al Azteca y los que asisten al ECD.

Al fútbol se le considera de barrio y la zona de Tlalpan donde está ubicado se siente así, barrio. Entendamos por barrio, gente que vive el fútbol de manera diferente, gente que se envuelve en la bandera del América y canta, apoya, grita, presiona y está metida en el partido durante los noventa minutos. Básicamente, el América es su vida y su pasión. No conciben un mundo si las Águilas.

La ubicación del ECD, como mencioné antes, es distinta. Se siente la clase media o media-alta. Observé a mi alrededor para entender mejor este fenómeno, y la realidad es que la gente estaba más preocupada por llamar la atención del vendedor de chelas que por abuchear, presionar y apoyar al equipo. El nivel socioeconómico se siente superior, la gente va a pasarlo bien, como si fuera a un espectáculo y no a una cancha donde la misión debería ser incomodar al rival. El América es su equipo, pero, hay más vida aparte del fútbol.

Ojo, no estoy diciendo que al Azteca va puro barrio ni al ECD va pura gente clase media-alta para arriba.

En el mismo Azteca, en zona de palcos y plateas te encuentras a gente de clase alta, pero es el mismo fenómeno: no están metidos en el partido, son observadores. Mucha de la presión y bullicio proviene de las zonas 400, 500 y 600, donde está la mayoría de lo que hemos ligeramente definido como barrio.

Esta vez no hubo ni el más humilde de los ¡Vamos, América, esta noche, tenemos que ganar!

Dicho de otra manera: al ECD le está faltando barrio.

COMENTARIO FINAL

El americanista es un ente extraño como ya apreciamos en “El Dramatismo del Americanismo”.

La nueva moda es dividir a los Azulcremas de capital con los del Interior de la República. Que si unos apoyan más que otros y nuevamente, blah, blah, blah.

Al final, toda la sensación que hay en el ambiente es porque tras la consecución del bicampeonato, el América no anda, y cuando el equipo es un mar de dudas, todos nos ponemos histéricos.

Tan pronto se recuperen los lesionados y se cierre el armado del plantel, nadie se acordará de que el ECD fue un estadio fantasma las primeras fechas del torneo.

Mientras tanto, a seguir teorizando del porqué el América y su afición parecen perpetuar esa relación de amor y odio que parecen tenerse.

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