[CALIFICACIONES] Club América Femenil (2-2) Rayadas: “Y al final, ¡La piña se desbarató!”.

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Noqueante, inverosímil, impactante y dolorosa. Son solo algunos calificativos para la tremenda derrota que nos acabamos de llevar en la amarga noche del 27 de mayo en la ciudad de Guadalupe, Nuevo León. La cual siempre será recordada por la forma tan inesperada en que se dio.

Y es que tras poco más de 180 minutos en los que siempre estuviste ganando la serie, aún y cuando el planteamiento fue especulativo cediendo el balón a las rivales y que algunas de tus jugadoras importantes no estuvieran al 100% físicamente, en ningún momento se sintió verdadero peligro de no conseguir el campeonato.

Por más que las regiomontanas lo intentaban, no se veía por dónde te arrebataran la tercera estrella.

Pero el fútbol es caprichoso y la gloria está destinada solo a algunas cuantas, a aquellas personas que son capaces de convertir el miedo en poder e imponerse sobre las que el pavor les domina la mente y entorpece su andar.

Lamentablemente, en la ida le tuvimos miedo a la victoria, bien pudimos haber definido la gran final en nuestra cancha y solo visitar Monterrey para recibir el trofeo. Pero hicimos todo lo contrario, desperdiciamos y fracasamos en todas las oportunidades que el destino nos otorgó y, como le mencioné en las líneas anteriores, el éxito solo se presenta en quienes están preparados para recibirlo.

Aun así, iríamos a terreno ajeno con una ligera ventaja y con la falsa sensación de que estábamos listas para la consagración. El inicio no pudo ser mejor, nuestra siempre querida Sarah Luebbert con alfileres y medicamentos intravenosos, pero con un corazón del tamaño del Cerro de la Silla, sacaba fuerza para doblegar a la arquera rival y extender la ventaja global. Parecía ser que el camino hacia el título estaba completado y que solo sería cuestión de tiempo para regresar a la cima del fútbol femenil.

Más equivocados no podíamos estar, las Rayadas se volcaron hacia el frente y antes del “water break” lograban el descuento para acercarse en el marcador global. Los minutos pasaban, y ninguna de las escuadras lograba generar situaciones claras. América cedía el balón y esperaba finiquitar con un contragolpe, el cual tristemente nunca llegó. Entrábamos al tiempo de reposición, cada vez más se hacía latente el gol de las locales, y la tragedia ocurrió. Una de las más experimentadas cometió una novatez y en la última jugada del torneo, con una técnica y sentido común displicentes, saltó con los brazos extendidos dentro del área y el esférico inevitablemente golpeó una de sus manos. Penal para Monterrey que no desaprovechó y enviaba el duelo a penales.

El estadio se encendió, las locales se envalentonaron y las nuestras se derrumbaron. Mejor guion de película no se les pudo presentar a las regias, con su gran jugadora histórica anotando, su portera resarciendo el error del inicio y su exjugadora consentida que las abandonó por venir al América fallando el penal decisivo con el que se adueñaban del título del Clausura 2024.

Vaya golpe, difícil describir el sentimiento que provocó esta derrota. No es la primera vez que caemos, pero el cómo fuimos derrotadas es un impacto inmensurable. Pasarán semanas para que logremos cuantificar el tamaño de este fracaso. Esto no se puede quedar así, si bien el equipo ha llegado a 4 finales consecutivas, el saldo es negativo y eso no se puede tolerar en el América. Nos estamos llenando de un grupo de jugadoras que no saben ganar, que han perdido de todas las formas posibles y que mentalmente están desgastadas.

No sé qué vaya a pasar, pero estoy convencido de que lo sucedido el 27 de mayo será un antes y después en este club. Así como la llegada de la legión europea sentó las bases para que el proyecto femenil evolucionara, parece ser que es necesaria una sacudida para no estancarnos y volver a la victoria. Esto será un antes y después para la institución.

Quizá vengan las dolorosas despedidas, pero que al final son necesarias para la consecución de nuevos éxitos. Bien dicen que no puedes esperar resultados diferentes si sigues haciendo las mismas cosas, y creo que la directiva y las propias jugadoras, se han cansado de hacer lo mismo y habrá varios cambios de dirección…

Para concluir este torneo de altibajos, con victorias importantes y derrotas decepcionantes, quiero agradecer a toda la comunidad que se ha ido sumando al seguimiento de la categoría femenil de nuestro América. Sin duda, un proyecto que muy a su manera ha ido desarrollándose y que va ganando terreno en el interés de la comunidad futbolera mexicana. Pero, así como el club tiene la ardua tarea de tomar decisiones drásticas hacia su futuro, en el NidoAzulcrema también vendrá una introspección detallada de hacia dónde dirigiremos nuestra cobertura. ¿Qué nos deparará el destino? Lo sabremos en los siguientes días. Mientras tanto… 

¡Vamos Águilas!

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