No te pierdas más reciente capitulazo del NidoPodcast, el show semanal para Americanistas Exigentes.
Ser americanista es un estilo de vida.
Pasamos de la euforia total a depresión absoluta. Cualquier psicólogo nos diagnosticaría bipolaridad aguda.
Nos eliminaron de Leagues Cup y reaparecieron las caras largas de inquietud y fastidio.
Me parece que no es un tema de ganar o perder.
Es un asunto de formas.
El americanista detesta profusamente perder de maneras inverosímiles, más cercanas a la estupidez que a la genialidad rival.
Bien sabemos que en Coapa nos alimentamos de trofeos, y la exótica Leagues Cup, aunque fuera de chocolate, ayudaba a mantener nuestras emociones bajo control. Porque sí, una vez que sales bicampeón y olvidas lo que se siente perder, no quieres volver a perder.
Entonces se cae de forma irrisoria un partido que se pudo ganar por goleada y naturalmente, algunas se encienden algunas antorchas y trinchantes para pedir explicaciones en Coapa.
Que es un torneo raro.
Que hay lesionados.
Que Jardine estuvo raro con los cambios.
Que si el equipo es el actual bicampeón.
Que si el equipo está incompleto.
Que si cualquier excusa…
A los americanistas nos importa poco y nada el contexto. Y sí, muchas veces coqueteamos con la histeria, porque no hay mejor manera de definirnos. Somos histéricos, no queremos que nos hablen de perder, nos sabe mal hablar derrotas, de salir segundo. De los perdedores nadie se acuerda.
La exageración es parte de nuestra esencia. Mejor exagerados y dramáticos que “solapadores” y alcahuetes, pues hemos visto de primera mano los estragos que el consentimiento y nula exigencia causa en otras instituciones.
Sí, el dramatismo del americanismo es parte de la esencia del Club América. Un club que, por historia y grandeza, está obligado a representar con dignidad su escudo y cuidar las formas que la grandeza exige.
Siempre que la derrota llegue de maneras absurdas y evitables, tengan por seguro que ahí estaremos, para recordarles que aquí el crédito no existe y que tras iniciar un torneo, cualquiera que sea, solo importa una cosa: salir campeón.
Aquí no vale “morir en el intento”.
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