El americanismo está más allá de cualquiera

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Duele perder una final, de eso no hay duda. Sin embargo, de una u otra forma, este capítulo se venía escribiendo desde hace tiempo, concretamente después de haber conseguido el campeonato del Clausura 2013.

Fue hace dos años cuando Miguel Herrera llegó al nido. Para muchos era el candidato ideal, la mejor opción disponible en aquel entonces. Otros como yo, nunca estuvimos convencidos de que tuviera lo necesario para dirigir exitosamente al más grande de México.

Ahora que su ciclo ha terminado, con dos semifinales, dos finales y un título, y estadísticas que se podrían señalar, es motivo casi de veneración por parte de muchos. Sin embargo, él ni nadie, es perfecto, y si bien hay cosas positivas que señalar durante su gestión, hay muchas que no lo fueron. Y son esas las que no deben olvidarse porque son las que hay que corregir para poder retomar el camino de la gloria.

En cuanto a lo destacable del Piojo, hay que decir que su personalidad y manejo de grupo le permitió formar un plantel de jugadores que creyeran en él, generando un buen ambiente al interior. Se necesitaba urgentemente ante un vestidor que venía contaminado y dañado por enfrentarse a uno de los peores momentos que ha vivido el club.

Poco a poco fue incorporando elementos de su confianza, que ya conocía y los adaptó a su idea futbolística. Esto, respaldado de la continuidad, dio resultados. Luego de tres torneos, y de varios años sin levantar la copa, las águilas obtuvieron su onceavo título.

Pienso que ese momento fue clave para lo que vino posteriormente. Al haber obtenido lo que más anhelaba, ser campeón, no aprovechó lo que representa estar al frente de una institución como esta y creyó que no había nada que mejorar, nada que modificar.

No hizo una lectura efectiva y honesta de todo lo que había pasado alrededor de la felicidad que representa haber conseguido el objetivo. Fue superado por Cruz Azul en la cancha y el esfuerzo individual de algunos de sus futbolistas enmendó las equivocaciones cometidas.

Se sabía que el pilar de la defensa, pese a su juventud, era Diego Reyes. Ni Mosquera ni el “Maza” Rodríguez tienen ya las cualidades y rapidez del primero. Igualmente el peso del ataque recaía en Christian Benítez. Y no se trajo a nadie de su nivel para poder asumir este torneo.

Herrera desaprovechó la posibilidad de exigir, de pedir, de soñar con esos grandes refuerzos que tradicionalmente contrataba América. Optó por gente de poco nombre y por esos nombres que ya conocía, como Luis Gabriel Rey. Le faltó un gran toque de realismo y pecó de conformista.

Este Apertura 2013 continuó dándole apoyo a futbolistas como Osvaldo Martínez que nunca se ganaron en la cancha, así como a Juan Carlos Medina. Y así podemos señalar varias situaciones al respecto. Se perdió el equilibrio, se dejaron pasar muchas cosas y al último, todas las carencias que tenía esta escuadra quedaron evidenciadas en la gran final.

Sé que todos anhelábamos el bicampeonato, en convertirnos en el más ganador de este país. También sé que hasta hace no mucho éramos la burla de los rivales y que afortunadamente, esto ha dejado de ser así. No obstante, no hay que perder de vista algo trascendental.

No hay nada por encima de estos colores, personas van y vienen. Algunas dejan huella, otras fracasan. Pero hay que hacer un análisis objetivo de su paso por Coapa, porque somos azulcremas, no herreristas, lavolpistas y demás palabras que se han utilizado por ahí.

Se ha terminado entonces el tiempo de Miguel. Le dio un nuevo rostro al equipo pero sus demonios no le permitieron escribir una memorable página en la historia de este club. Llega entonces la hora de Antonio Mohamed, un DT que particularmente me gusta y que seguí cuidadosamente en su paso por México.

Creo que tiene un gran potencial así como el perfil para hacerse cargo de la responsabilidad. Ojalá le dejen trabajar, y tenga éxito. Podrá equivocarse como cualquiera, pero a diferencia de muchos otros extranjeros que han pisado el césped de Coapa, dejará todo por la causa.

Por ahora no queda más que aceptar la derrota. Pero afortunadamente el fútbol da revanchas. En unos días comenzará el torneo y llegará la oportunidad de volver a llegar a la cima. Y como ha sido siempre, en todo momento, aquí estamos los verdaderos aficionados, en las victorias y en los fracasos pese a todo. Porque es un orgullo ser americanista y no cualquiera tiene este privilegio.

Por Shoshana
Source: 8

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