América cumple el trámite y disputará la final por el título

Pabón y Suazo prueban generalmente de lejos. Controla bien, sin ofrecer rebote. El poco tránsito aéreo lo controla con sus puños sin problema alguno.

Una grata revelación. El chico se brinda con soltura, defiende con fiereza su banda y hasta se anima a cruzar a territorio enemigo en un par de ocasiones. Se le ve bastante futuro si sigue por este camino.

Siempre alerta. Su zona ofrece seguridad absoluta. Adelante, alcanza a rematar un saque de esquina pero sin dirección a puerta.

El gladiador paraguayo ofrece las prestaciones que le caracterizan: velocidad, precisión y no teme salir jugando cuando la acción lo permite.

Quizá su mejor partido como azulcrema. Ya le debía un par a Muñoz y hoy le devolvió una con esa magnífica intervención sobre la línea. Hacia el frente es voluntarioso pero estamos conscientes de que tampoco es un virtuoso con los pies.

Eterna sombra sobre Suazo. El andino se ve obligado a retroceder hasta su mitad de campo para recuperar el balón y ahí está Molina, apretándole, desesperándolo y quitándole libertades al atacante regio.

Luce muy poco como transportador de balones. Sus mejores argumentos se encuentran en los saques de falta. Fue preciso aquel que terminó en gol (anulado) y los cobros desde las esquinas encontraron receptores azulcremas casi siempre.

Es todo corazón. Corre, lucha, mete la pierna y arrastra el balón muchos metros. El problema es que para ser determinante en el último tercio se debe tener precisión de reloj suizo y él no la tiene. Deberá trabajar horas extras si desea convertirse en volante ofensivo.

Un adjetivo: desesperante. Es quien mejores oportunidades recibe (y también genera) hacia el frente pero el último toque siempre falla. Cuando consiga tener mayor sangre fría en la última zona de la cancha, se verá reflejado en el marcador.

Increíble lo del Canguro. Mostró la movilidad que no tuvo en el torneo. Hoy se puso unos botines muy ligeros que hasta bajaba al mediocampo a recuperar balones y habilitar a sus compañeros por las bandas. Cualquiera diría que rejuveneció al menos tres años. La realidad llega al momento de disparar: si no cae a la zurda, es jugada desperdiciada.

¿Qué más le queda que luchar por su cuenta si nadie le asiste? En toda la liguilla nadie le ha puesto un balón a modo. Casi todo lo que genera va por su cuenta. Esperemos que estos 4 partidos de sequía se terminen en los próximos dos. Al fin que Oribe siempre fue efectivo contra Tigres.

Si Martínez no está siendo relevante, más vale mandarlo a descansar y ponerle la situación aún más difícil a Rayados. El marco de Muñoz se mantuvo en cero una vez más así que cumplió.

La esperanza es lo último que se pierde. Tras su ingreso, se esperaba un contragolpe letal que fulminara la portería de Orozco por parte de Arroyo. Cuando éste llega, Velasco se apropia de la esférica y deja a Miky Junior al borde del área mirando como la esférica se pierde a un costado del poste.

Tras tanto tiempo en hibernación, se entiende que quisiera hacer gol a como diera lugar. Lástima que el balón nunca cerró. Tampoco es que hubiera mucho que llevar a cabo con un partido resuelto desde media hora antes.