Triple Shot: “Una de Javairo, una de Jardine y otra de Fidalgo”

No te pierdas más reciente capitulazo del NidoPodcast, el show semanal para Americanistas Exigentes.

Las derrotas suelen sacudir el avispero. El Americanismo tiene a ponerse malhumorado, ansioso y demanda cuentas claras que devuelvan la siempre frágil paz mental.

Temas hay diversos, pero en esta ocasión, quiero centrarme en tres de los más populares en las últimas horas.

Comenzamos.

¿Qué pasó con Javairô Dilrosun?

Pasó lo que ocurre con los europeos: está teniendo choque cultural. En Países Bajos se juega fútbol más físico y vertical en donde los espacios están a la orden del día.

Javairô está encontrando diversos retos:

El idioma
Ya está en clases de español, pero no se aprende un lenguaje en dos semanas. Ya vimos en su debut que Jardine le hizo con señas que tenía que mandar centros para que Cabecita rematara con su apodo.

El tipo de fútbol
En México no hay espacios. Al América se le encierran todos, y solo desprotegen su portería si faltan diez minutos para finalizar y están con resultado adverso. Tendrá que aprender a aprovechar los pocos centímetros que le den de ventaja para ser diferencial por la banda.

Los compañeros
Si Julián Quiñones sigue dejando la impresión de no conectar con los que juegan cerca de él, imagínate lo que es para un tipo que viene de muy lejos a un fútbol de corte semilento con poca tendencia a proyectar al espacio: caos total.

Es temprano para juzgarle, pero tanto a Fidalgo como a Jérémy, dos de los europeos recientes, les costó, así que hubiese sido raro que El Javo llegar a romper la liga. Hay que darle tiempo al tiempo, porque también tiene que adaptarse a la altura de la Ciudad de México y algunas ciudades del área metropolitana.

De este tema debatimos en el NidoPodcast vs. Pachuca.

¿Es culpa de Jardine ?

Para nada.

El nivel actual del Club América recae en los jugadores.

Como buenos latinos, suelen tener poca ambición. Ganan un torneo de cuatro meses (tras cinco años) y se creen los reyes del mundo.

Si tuviesen un poco de ambición, hubiesen cerrado filas, ir a descansar una semanita y volver a preparar el doble torneo.

Pero no, algunos reportaron cuando se les pegó la gana, agrandados de lo pequeña que se sentía la liga, y ahora están viendo los resultados.

El calendario es despiadado con partido cada tres días. Y si de por sí, el futbolista latino es experto en pretextos, ahora se quejan de que no hubo pretemporada y que tampoco pueden trabajar semanas largas cuando era evitable si tan solo hubiesen hecho el pequeño sacrificio de priorizar la doble competición por encima de sus vacaciones.

En verano se les podían dar dos o tres semanas para recargar pilas, pero no, mejor irse de fiesta y que se joda el fútbol, ya luego lidiaremos con los partidos, habrán pensado desde la soberbia.

El ingenioso Fidalgo Don Intocable de la Coapa

Pasa algo curiosísimo con la afición del América.

Muchos se dicen exigentes, pero defienden lo indefendible, como por ejemplo, el penoso nivel de Álvaro Fidalgo. Es cierto que hay diversos jugadores cuyo nivel es cuestionable, pero eso no exenta al español de ser sometido a juicio.

Te dicen que:

  • Es el motor del América
  • Es el mejor jugador del equipo
  • El América pierde funcionamiento sin él
  • Juega para la gente que sabe de fútbol

Y sí, quizá es cierto cuando alcanza sus momentos esporádicos prime. Sin embargo, no es la mayoría de los partidos.

Es tan fácil como preguntarse: ¿cuál fue el último partido en el que fue un verdadero héroe sacando las papas del fuego?

¿A que no es tan fácil acordarse?

No obstante, vas a escuchar también que “no es su obligación hacer goles”, y efectivamente, tendrán razón, pero, los aportes se dan de diversas maneras. Puedes meter una asistencia, puedes conducir un contragolpe, y sí, de vez en cuando, un golecito.

Tipos como Guido Rodríguez y Pável Pardo eran más diferenciales, incluso jugando un poco más atrás. Y para no ir al pasado, en el plantel está un tipo cuestionado con justa razón, pero que en sus momentos top, sí aparece. Hablo de Richard Sánchez.

Fidalgo es un fenómeno extraño. Goza de una sobreprotección que hacía tiempo no se veía en el americanismo.

Es cierto que el fútbol es subjetivo, y Fidalgo, para nada, es un terrible jugador y por supuesto que ayuda, pero tal vez, en muchas de las mentes Azulcremas, genuinamente creen que es un primo de Andrés Iniesta cuando la realidad, al menos para quien escribe, no lo es.

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