No te pierdas más reciente capitulazo del NidoPodcast, el show semanal para Americanistas Exigentes.
“La humanidad a menudo niega lo que no puede comprender”.
Esta frase se le atribuye al físico-matemático Blaise Pascal que resume muchos de los problemas de la vida, incluyendo los relacionados con el fútbol.
Uno de los mejores ejemplos es la cacería de brujas que tuvo auge durante los siglos XVI y XVII. En ese entonces, muchas mujeres sufrieron las duras consecuencias de supersticiones, miedos irracionales y prejuicios culturales de la época.
Uno pensaría que en la actualidad, con la abundante información que existe sobre cualquier tema, se podría estar mejor informado y emitir juicios argumentados en lugar de las supersticiones que siguen tan vigentes como hace unos cuantos siglos.
Ahora es el turno de Raúl Herrera, Director de Fuerzas Básicas del Club América.
El americanismo (generalizando un poco), sigue sin superar la ausencia de Alfredo Tena (67 años en 2024) y señala al español como el culpable de que no haya nuevos y emocionantes rostros entre los juveniles.
A cuatro años de gestión, es cierto que los chicos han tenido oportunidades a cuentagotas con el primer. Pero, ¿es culpa suya?
Sabemos que los fans del Capitán Furia dirán que sí, sin tratar de entender qué es lo que pretende el español para las nuevas generaciones de juveniles Azulcremas con su modelo europeo.
La realidad es que no solo los chicos Americanistas, sino que es un mal del jugador mexicano el padecer de falta de muebles en la cabeza. Dicho de otra manera: les falta madurez, les falta profesionalismo, les falta todo lo que sucede cuando no están la cancha.
Ejemplos hay muchos, pero con dos de los recientes basta para ilustrar el punto: Emilio Lara y Román Martínez.
Y de lo que se percibe en las diversas entrevistas, Raúl Herrera es precisamente lo que quiere cambiar. Desea futbolistas integrales que cuiden su carrera más allá de las dos horas que dura el entrenamiento.
Para dar una idea, vale la pena recuperar algunas de las frases que dio en 2023 para el portal MedioTiempo.
“Yo siempre digo que la hora y media que los chicos están en la cancha son ejemplares, tiene una intensidad que es difícil de encontrar en Europa. Tienen hambre, tienen un talento difícil de encontrar, pero deben dejar de regalar las otras 22 horas restantes, que es donde otros nos sacan ventajas, que es en el descanso, en el trabajo extra, estudios, una mejor formación en todo, mejor alimentación, no tener indisciplinas… toda esa parte donde en otros países se hace y nosotros aquí estamos regalando porque en la hora y media en el césped no hay una diferencia y si la hay es a favor del mexicano”.
Es decir, en el tiempo que llevaba en ese entonces, ya había detectado que el mexicano tiene cualidades futbolísticas que se van por un caño por falta de, básicamente, profesionalismo.
“Hay que generar el entorno en los clubes, generar exigencia para que el futbolista se vea acorralado y no tenga ninguna opción que no sea estar siempre en su peso adecuado, cuidar la alimentación, cuidar el tema de los azúcares, llegar temprano a entrenar, hacer los ejercicios preventivos, analizar los videos con los técnicos, hay que generar ese entorno para que todos vayan en una mentalidad parecida”.
Más claro, ni el agua.
[No te pierdas el resto de la entrevista en este enlace para ahondar en sus declaraciones. En diversos portales se pueden ver varias entrevistas suyas para comprender mejor su metodología.]
Lo fácil es decir que la solución está en echarle y regresar a don Alfredo cuando su objetivo es atacar de raíz el problema primordial de los juveniles y la falta de seriedad con sus carreras.
Para nadie es un secreto que en Latinoamérica abunda el machismo. Ese mismo machismo que se burla de temas importantes como el bienestar mental y ser una persona con principios y valores. Es el que termina afectando a los futbolistas que, quizá saben que necesitan un guía mental que les ayude a fortalecerse, pero que dejan de recurrir a ellos porque sus compañeros pensarán que es un debilucho, por llamarle de alguna manera y que los machos de verdad, no necesitan nada de eso.
Entonces, se trae un tipo con cartel para ponerle cerrojo al tema y tratar de desarrollar mejores jugadores para el fútbol moderno que demanda tanto lo físico como mental, y lo primero que se quiere es echarle para volver a lo de siempre.
El miedo a lo desconocido sigue permeando en la sociedad tanto como el día uno. El problema no es tener miedo, el problema es dejar de progresar porque el miedo paraliza. Las cosas se tienen que hacer incluso con miedo.
Hace poco, el mismo Emilio Lara declaró que quería recuperar su mejor versión porque se había “perdido un poco” en lo mental.
Es complicado ayudar a un jugador si recae una y otra vez. Para recibir ayuda, hay que aceptar que se necesita ayuda. Y mientras más temprano se ataque el problema, mayor oportunidad de resolverlo. Una vez uno empieza a ganar edad y los vicios se arraigan, es complicadísimo dejarlos atrás.
Si los jugadores de Fuerzas Básicas no dan el salto al primer equipo, es porque no están listos, y no necesariamente es un tema de fútbol.
La presión del América la tienen pocos clubes en el mundo, y estar fuerte para el ambiente opresivo que se vive alrededor de Coapa, no es para todos.
El mundo es gigante y siempre se debe aprovechar para ver cómo se hacen las cosas en otros lares. En el momento que se deja de aprender, comienza el declive.
Si Raúl quiere luchar de raíz (misión titánica), lo menos que debería tener, es el beneficio de la duda. Nadie está diciendo que sea lo mejor que nos pasó en la vida, pero al menos, está intentando salir del molde.
Tampoco es que las generaciones de juveniles se den por racimos porque, entonces, todos producirían y nadie compraría.
Producir jugadores es como la minería: hay que picar, picar y picar hasta que aparezca el oro.
¿O alguien piensa que más bien es como hornear galletitas y que salgan perfectas cada vez?
Si los chamacos no demuestran estar listos, que sigan llorando su oportunidad y señalando al malo de Raúl como la causa de su fracaso como futbolistas integrales.
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