El Efecto Solari

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La salida de Miguel Herrera debe contribuir a que América aprenda finalmente la lección; todo tiene un ciclo, nadie es imprescindible, y nada ni nadie puede estar por encima de lo que este club representa.

La evolución que ha tenido el equipo de la mano de Santiago Solari es evidente y contundente. Habiendo llegado unos días antes de que comenzará el torneo, sin haber tenido la posibilidad de planear la temporada, sin haber podido elegir a los refuerzos, ha logrado en muy poco tiempo lo que para muchos era imposible, revivir rápidamente a un América que estaba profundamente golpeado.

Ese América estaba atrapado en el limbo, alejándose cada vez más de su adn, y no se veía cómo se podría revertir esa tendencia en un corto plazo. Pero finalmente alguien se atrevió a romper con ese círculo vicioso y a emprender un nuevo comienzo.

Y de pronto, aquellos días donde el entrenador en turno evidenciaba públicamente a los futbolistas o se quejaba del arbitraje antes de asumir lo que se había hecho mal, se han terminado. Igualmente, las caras de disgusto de varios jugadores, y la apatía que distinguía a varios de ellos no existen más. La sensación de estar en un callejón sin salida desapareció. Y esos temas extra cancha que se hacían públicos continuamente se han diluido.

Lo anterior no es producto de la magia, porque los magos o los redentores no existen. Más bien es producto del trabajo, de la capacidad, del compromiso, y es prueba fehaciente de que en Coapa urgía un cambio de timón.

Todo en la vida tiene un principio y un final, y en el nido se tardaron mucho en reconocer que la relación técnico-jugadores parecía desgastada, que algo ahí dejó de funcionar hace tiempo, y ya no tenía arreglo. También ignoraron que los nombres de los sujetos en cuestión no importan. Así se tratara del mejor que haya pisado esos campos, todo tiene un ciclo, y cuando las cosas dejan de marchar bien hay que actuar, porque si no se hace, las consecuencias se acumulan y se vuelve más complicado retomar el camino correcto.

Hoy, sin que haya concluido la temporada, y con todos esos factores de por medio, se ven ya los frutos de haber tomado una buena doble decisión. Por un lado, se eligió a un técnico fuera de la baraja, de esos que no tienen nada nuevo que ofrecer. Por otro, pareciera que alguien hubiera estudiado muy bien su perfil porque el argentino luce como un DT idóneo para un club como el América.

Desde el momento que llegó ha mostrado la seriedad y las ganas de sacar adelante este proyecto, sin poner pretexto alguno. Se ha enfocado a estudiar a los rivales, a trabajar con el plantel que tiene, a intentar sacar el mayor provecho posible a cada elemento, y los ha hecho competir.

Y este América ya no se parece en nada a aquel que fue eliminado vergonzosamente en la última liguilla, se parece esencialmente a su nuevo DT. Este América es oportuno en la cancha como lo es Solari con sus declaraciones. Es solidario como lo es Solari cuando habla de sus jugadores.

Este América tiene carácter y sabe salir avante de las complicaciones como Solari lo hace con los provocadores de las conferencias de prensa. Este América es entregado, es intenso. Todos corren, todos luchan, y no se rinden. Este grupo no se guarda nada.

Este América sabe a lo que juega, y cada día ha ido luciendo mejor porque este cuerpo técnico ha trabajado en todos los aspectos. Ha logrado crear un entorno óptimo de competencia que obliga a los jugadores a dar el máximo para ser tomados en cuenta y así evitar que se conformen o se crean titulares indiscutibles.

Este América va entonces de menos y más, y todavía no ha alcanzado su máximo, pero se siente capaz de todo; profundamente convencido de lo que puede hacer en la cancha. Y aunque puede perder o empatar, las impresiones que deja son distintas. En primera instancia se ve que se asimila lo que falta por mejorar, y en segundo, se ve cómo Solari les dota de herramientas para poder pelear hasta el último minuto.

Y si bien falta mucho camino por recorrer, partidos que enfrentar, y objetivos que cumplir, no se necesita nada más para darse cuenta de que este nuevo comienzo de la mano de alguien con el perfil del argentino era justo lo que se necesitaba. Ha sentado las bases, la estructura que tomará aún más forma cuando al término del campeonato pueda tomar todas las determinaciones que anteriormente no pudo.

Así que hay que decirlo fuerte y claro: ha hecho una campaña excepcional. Por ello, América terminará, al menos, en el segundo lugar de la tabla, demostrando que es un serio aspirante al título, que lo que le falta de calidad, lo suple con garra y con una gran dirección técnica que los ha llevado paso a paso hasta donde están.

Todo esto cuando de inicio casi todos comentaban que de este torneo no debía esperarse nada, que había que aguardar al siguiente para poder aspirar a algo. Y ahora son ellos los que han hecho drama porque las águilas no entraron al sucio juego de los hondureños. Los mismos que ven todo en blanco o negro, cuando lo logrado hasta ahora, con un plantel tan corto, sin margen de maniobra, es para aplaudir, y para reconocer.

Desde cualquier ángulo que se vea, la llegada de Solari es una absoluta bocanada de aire fresco que desborda ilusión, que irradia confianza, y proyecta un sinfín de exitosas posibilidades. Y esto, solo es el comienzo, no hay duda alguna que lo mejor, está por venir.

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