Cuauhtémoc Blanco Bravo

Cuauhtémoc Blanco Bravo

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Cuauhtémoc Blanco Bravo

En diciembre de 2013 Cuauhtémoc Blanco anunció su retiro. Le dijo a la prensa que jugaría un torneo más, que era momento de darle espacio a las nuevas generaciones. El tiempo ha pasado muy rápido y este fin de semana se cumplió el plazo. Lobos BUAP quedó fuera de la liguilla por muy poco, por una diferencia de goles con los Dorados.

¿Qué viene ahora para el crack mexicano? Entre las cosas que ha declarado a lo largo de estos meses es que le gustaría seguir vinculado de alguna u otra forma al fútbol. Sin embargo, creo que esto podría cambiar si llega lo que ha estado esperando.

Mucho se ha hablado, sin real consistencia, de su paso por distintos clubes luego de haber dejado Coapa. Creo que como siempre, es muy fácil hablar de otros y evaluar sus actos por lo que la prensa maneja o por la interpretación que se le da a esos hechos.

Todos los seres humanos comenten errores, y tienen historias y cosas que no se conocen. Entonces creo que en su caso, más que en ninguno, debe prevalecer lo que significa para esta institución, para el americanismo. Él lo mantuvo vivo, lo encumbró nuevamente en una época inundada de fracasos, en una época de oscurantismo.

Llevó al máximo esa famosa frase “ódiame más”. Imposible entender al América de esos años sin su gran figura, que como su apellido lo dice, era para bien o para mal, el medio para demeritar, criticar y vender, por todo lo que representa este club y para el fútbol mexicano.

Por ello, todos los que tuvimos la fortuna de verlo jugar, de verlo dejar todo por estos colores, esperamos el día en que finalmente pudiera levantar esa copa que merecía, una copa para un campeón como él. Igualmente entristecimos cuando se perdió aquella final con Pachuca y posteriormente lo vimos partir del nido.

En ese instante conocimos el “máximo” reconocimiento que la directiva encabezada por Guillermo Cañedo White le hizo al 10. Luego de un homenaje, le prometió retirar su camiseta 5 años, pero Michel Bauer no respetó este acuerdo y la volvió a poner en circulación.

A partir de entonces se perdió cualquier tipo de equilibrio en la relación América-Cuauhtémoc Blanco. Se comenzó con el choque de versiones, de posturas, de decisiones sobre su regreso al nido, y muchas injusticias hacia el último símbolo de este equipo.

Ese famoso discurso “siempre tendrá abiertas las puertas…”, ha sido eso, un discurso, diplomacia. Porque en estos años se ha impuesto la soberbia, el poder de los dirigentes, de entrenadores y demás, que por alguna u otra manera no se esforzaron para que lograr su vuelta. El último gran ejemplo fue lo dicho por Miguel Herrera y Ricardo Peláez. No lo quisieron porque le iba a quitar protagonismo al entrenador.

Cada uno podrá haber tenido un motivo válido o no para no buscar o aceptar a Blanco. Lo lamentable es que ninguno abordó el tema como se merecía, con claridad y veracidad. Porque es lo mínimo que debería recibir alguien como él, que ante todo fue frontal para expresarse.

Y a mí me queda claro que en todo este lapso de su ausencia, de cambio de escuadra, tiene entre otras, una razón. Cuauhtémoc espero que llegara el ofrecimiento oficial, verdadero que le permitiera portar nuevamente esta camiseta. Siempre tuvo esa esperanza y nunca la perdió, veremos qué pasa próximamente.

Al final, Blanco ha escrito gloriosas páginas en la historia del América. Se ganó la inmortalidad y el derecho de despedirse de sus aficionados. Creo que de eso se trataba, de darle un pequeño gusto a quien otorgó tanto y que puede aportar en demasía dentro y fuera del campo. Y ya no hay excusa que valga cuando se ha visto el manejo que se la ha dado a su 10.

Es un orgullo haber podido contar con un futbolista con su talento, de su carácter, de su determinación, de su alegría para jugar. Igualmente los azulcremas nos podemos jactar de haber hecho en nuestra cantera al máximo referente contemporáneo del fútbol mexicano.

Cuauhtémoc Blanco Bravo, un americanista como pocos, de esos que ya no hay. Auténtico, enorme como jugador, humilde fuera de la cancha. Y que nunca cambió ni se creyó mejor que sus compañeros. Porque la grandeza se nota, no se presume y no hay duda que el 10, nació para ser azulcrema.
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