Basura Intergaláctica: Rayados del Monterrey (1-0) Club América

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Qué frustración, fastidio y coraje con estos jugadores.

Se siente una terrible impotencia cuando son incapaces de meter las manos en instancias definitivas. Me rehuso a creer que esta es nuestra realidad aunque la historia de los últimos años es incontestable. Tenemos un equipo, quiero decir, equipito que es crack para ganar trofeos de humo como el hacer mil puntos que al final sirven de nada.

Este equipito carece de jugadores que tengan producto de gallina para intercambiar fuego pesado con el enemigo. Puedo perdonar todo excepto la falta de personalidad. Estos son los niños buenos del colegio que son puntuales y hacen la tarea completa pero a la hora del examen les tiemblan las piernas. Es inconcebible que desde hace años sigamos pidiendo líderes en la cancha, capitanes y sargentos que den gritos, que pongan pausa y mantengan cabeza fría ante la adversidad y sigamos sin tenerlos. Si supieras lo mucho que te detesto, Baños…

Lo que es inconcebible es la propensión al autosabotaje de este equipito. Ningún equipo del mundo es tan muerto como el nuestro en materia de disparos al pie. Las manotas de Bruno el semestre pasado, el rebanón de Sánchez ante este mismo equipo y Cáceres entrando al club de los nefastos por segunda vez con ese estúpido despeje fallido (no olvidar el regalito a Carlos Vela en la Concachampions pasada). Es increíble. ¿¡Qué les ocurre!? ¿Cómo pueden matarse por meses para llegar a una final y lanzarlo por la borda a la hora de la verdad? Es un patrón atípico y tenemos la mala fortuna de ser el único y jodido equipo en padecerlo.

Cáceres es un impresentable que tiene que buscar otro equipo. Dista de estar listo para el prime time que se supone requisito para jugar con las Águilas, aunque si a esas vamos, hace tiempo que el equipo se entrega en los momentos prime time. El único defensor confiable (Jordan Silva) se quedó en la banca. Un papelón.

Es comprensible el estar asqueado de lo visto. La única arma de este equipo (equipito) es tratar de medio asociarse y hacer goles como se pueda porque para eso les alcanza. Si ese plan se va al garete, nos quedamos sin figuras, sin carácter y sin personalidad. ¡Una vergüenza absoluta!

Sin embargo, evitemos caer en la fácil de pensar que perdimos por el planteamiento o porque el árbitro estuvo nefasto perdonando rojas y manos. Con el América hay que ser crítico de verdad. Esto viene desde la planeación y nulos refuerzos de Baños bajo la apática mirada de Emilio que mientras su equipo marche —como sea— de protagonista y generando ingresos, lo deja tal cual está.

Este plantel es el reflejo de su presidente: tibio y miedoso. Estamos en un mundo que quita responsabilidad a los jugadores y todo recae en el DT. Es un mundo que odio porque los que resuelven en la cancha son los jugadores. Basta de sacarles responsabilidad y tener los reflectores anclados en el entrenador. Es increíble que nos hayamos quedado esperando un estúpido buen centro. Todos miserables globos sin sentido.

Con este plantel estamos liquidados. Segunda oportunidad que reprueban y será difícil que la tercera sea la vencida. Es increíble que un equipo como el América haya padecido de una tembladera de piernas increíble. La primera media hora parecía que estaban contra un huracán categoría cinco que los traía de un lado a otro y era el Monterrey, por Dios…

Resulta que nos asustó un equipo que venía de cuatro derrotas en fila y un poco de griterío en la tribuna. ¡Patético! El problema está en perder de esta manera, sin un miserable disparo a portería, sin idea, nada, pero eso sí, para reclamar y darse pechazos son campeones del mundo. El ochenta por ciento de este plantel como indica el título, es basura intergaláctica. No están listos para grandes batallas y jamás lo estarán. Son jugadores chiqueados que están felices que los entrenadores carguen con el aluvión de críticas y que a ellos los dejen tranquilos.

Resulta que en esta época somos un equipo que ni siquiera es favorito para ganar finales. Hemos perdido demasiadas para un club que se supone tiene máxima jerarquía. Haz memoria y verás que es abrumadora la cantidad de finales perdidas en este siglo.

De una vez te aviso que en liguilla no habrán milagros. Tan pronto nos compliquen, hasta ahí llegamos, porque estos jugadorcitos no van a sacar carácter, personalidad y la habilidad que les falta en quince días.

Da igual el resultado contra Cruz Azul.

¡El que había que ganar era éste!

Sus lágrimas y caras largas no me conmueven. Tuvieron la oportunidad de redimirse e hicieron lo de siempre: servir en bandeja de plata el trofeo al rival.

La próxima ni se presenten.

¡Puaj!

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