Trascendió en los medios que Paúl Aguilar y Andrés Ibargüen finalizan contrato en diciembre por lo que podrían –por fin– estar viviendo sus últimos meses en Coapa.
Decimos podrían porque el Club América es a veces raro en tema de renovaciones. Pareciera que alguien se va y le renuevan el mes previo al finalizar por otro tiempo que parecieran décadas según el hartazgo que se tenga con el jugador.
Andrés Ibargüen podría irse y nadie le extrañaría. Su gitano comportamiento lo lleva del cielo al infierno jornada a jornada y su propensión a lesiones le juega en contra. Ha tenido momentos interesantes acá pero su estancia general es olvidable.
Paúl Aguilar es quien nos atañe. El mundo futbolístico que lo ponía de manera constante como el lateral de la galaxia reaccionó –un poco tarde, pero bueno, la vida dista de ser perfecta– y este semestre se han dedicado a señalar su decadencia. Claro está que el «ambientador oficial» de Coapa tiene fans, legiones de ellos, que le reconocen y aplauden tildándole de histórico de Coapa.
Y seamos claros, nadie tiene algo contra Paul Aguilar persona. Su problema es a nivel jugador. En esta web de fútbol, queremos lo mejor –a nuestra manera– para las Águilas y el camiseta veintidós lleva años siendo el eslabón débil, por eso es que se espera su salida.
Recordemos que la política azulcrema sobre contratar menores de 30 aplique para renovaciones y eviten el mal trago de anunciar que le renuevan por dos o tres años adicionales.
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