No te pierdas más reciente capitulazo del NidoPodcast, el show semanal para Americanistas Exigentes.
Volvió a ocurrir. La nueva pesadilla del Americanismo volvió a hacerse presente y no es otra que salir dormido al juego de vuelta cuando se tiene ventaja importante en el marcador global.
El América es muy extraño.
En el pasado, la vuelta era sufrimiento absoluto porque había que remontar tras los patéticos cotejos de ida. Había que encomendarse al viejo “el Azteca hace el primero”.
Ahora es sufrimiento inverso: idas espectaculares y vueltas bochornosas.
¿Será que la solución está en empatar la ida para tener mínima ventaja y poder jugar una vuelta sin especular?
Algún día se descubrirá, pero, el América no puede seguir jugando con fuego de esta manera porque un día se va a quemar.
Las razones del relajamiento pueden ser varias:
Quizá enfrentar a Chivas les da flojera. Han goleado tantas veces a los rojiblancos que ya no les toman en serio. Recordar que el hastío es una condición humana incluso en aspectos positivos. Es como comer tu platillo favorito diez veces seguidas. Las primeras veces es delicioso, pero después no lo quieres ver ni en pintura.
O quizá el problema está en el plan. Pareciera que América desea que el rival se vuelque rápidamente al ataque para dejar espacios y encajarles otro gol que apague toda esperanza. El tema es que no funcionó ni contra San Luis (tras el 0-5) ni contra Guadalajara.
Entre que el plan no sale y que el ímpetu de quien nada tiene que perder se siente asfixiante, el equipo entra en una confusión que termina sacudiendo sus cimientos y poniendo nervioso a todo mundo.
También se le puede añadir un aspecto táctico como bonus: dominar el centro del campo es ampliar las chances de ganar un partido. Y mientras el mundo se deshace en elogios para Jonathan Dos Santos, otros ven un talón de Aquiles.
Cuando América tiene la pelota y domina a placer, el mexicano de genes brasileros se regodea, la pasa de un lado a otro y luce cual crack. El problema es cuando viene un equipo de jugadores rápidos: Jonathan se conforma con verles las placas porque en velocidad es presa fácil. Y si no hay un compañero que le ayude, el equipo se descompensa y se vuelve vulnerable.
Ese compañero se supone que es Fidalgo, igual o más laureado que Dos Santos, pero que tampoco es el escudo que se necesita. Tiene buen pie para trasladar, pero cuando no tiene la pelota, le cuesta meterse al lodo para batirse a duelo con el enemigo.
Si el América pierde la contención, entonces se agudizan los problemas. Los volantes rivales llegan a toda marcha contra la defensa y precisamente, tienen las de ganar por el impulso que llevan hacia delante.
Por tanto, América necesita solventar esta situación porque le pasó igualito contra Pachuca: no vieron una en el centro del campo gracias a la dinámica de los jóvenes Tuzos y perdieron el encuentro.
Este aspecto se nota poco porque América suele dominar a placer a sus rivales, pero es cuando alguno se rebela y se hace con la pelota cuando se hace evidente la falta de mejores contenciones.
Y a pesar de todo, la numeralia es fría: América jugó cuatro tiempos en esta eliminatoria. Solo perdió uno de ellos. Hizo cinco anotaciones y recibió apenas tres. A todas luces, clasificado con todos los merecimientos de ley. Y por curioso que suene, parece que el eliminado es el conjunto de Coapa.
Es cierto que la parcialidad Azulcrema vive al borde de la histeria y exigencia desmedida, pero es mejor ser así, que ser conformistas y apapachadores. Es este nivel el que ayuda a que el América no se duerma en sus laureles y mantenga la distancia entre los demás equipos.
Nadie quedó contento con el resultado, pero, se está en la siguiente ronda, y mientras se siga con vida, siempre habrá un día más para corregir errores y mejorar.
EL DATO
André Jardine perdió su primer Clásico como timonel Azulcrema.
Es raro porque su equipo se clasificó, pero ya tiene la primera tache en su otrora registro perfecto.
ESTADÍSTICAS
Cuando América apretó, calmó las aguas.
GOLES
1-2 | A.G. Alan Mozo (51’): Diegol ingresó al área tras buen contragolpe y buscó ceder a Julián a la salida del arquero, pero Mozo se interpuso y la mandó a guardar y de paso, dar calma a la parcialidad Azulcrema.
2-2 | Alejandro Zendejas (60’): Primero fue Fidalgo quien metió tremenda pelota a Israel Reyes quien desbordó por derecha y centró para Henry. El yucateco remató, pero Whalley rechazó. La pelota cayó a Diegol quien la dejó a Alex que perforó las redes y trajo la calma —temporal— a las Águilas.
TITULARES
LUIS MALAGÓN
Nefasto juego de pies. Pareciera que le cuesta horrores poder despejar rápido. Encima, se comió los goles de Marín (mala ubicación) y Alvarado (se venció antes). ¿Le pesó el escenario o qué ocurrió?
ISRAEL REYES
El mejor del fondo, pero lejos. Ganó 6 de 7 duelos y desbordó un par de ocasiones, siendo una de ellas, definitiva para el gol de Zendejas. Salió lesionado. Cómo ha mejorado este muchacho. (Salió al 90′ por Kevin Álvarez)
IGOR LICHNOVSKY
Penoso partido del chileno. Se perdió un gol cantado a tiro de esquina de Diegol al inicio del cotejo y que seguro cambiaba el trámite del encuentro. Chivas hizo tres goles de cabeza así que ya podemos imaginar cómo estuvo su juego áreo.
RAMÓN JUÁREZ
Una de cal (Tigres) y una de arena. Al igual que Igor, fue presa fácil por aire. Es buen prospecto, pero sigue lejos, muy lejos de Sebastián Cáceres.
CRISTIAN CALDERÓN
Tenía tantas ganas de hacerlo bien (para ambas aficiones) que lo hizo todo mal. Atrás ofreció poca resistencia. Uno de sus duelos perdidos terminó con Mozo asistiendo al “ahora resulta” cabeceador Cowell. Padeció de una aceleración que en nada benefició su fútbol. Quiso mandar una volea tremenda a pase de Diego cuando podía haber controlado y asegurado.
JONATHAN DOS SANTOS
Cuando el América tiene la pelota, es todo claridad y distribución. Cuando no la tiene, se convierte en el argentino ese Cáseres, o sea, una nulidad absoluta. En duelos de ver quién corre más va a salir perdiendo siempre. No es un tema de voluntad o actitud, es que las piernas no le dan para ser escudo.
ÁLVARO FIDALGO
El asturiano sí va a las trincheras a batirse a duelo, pero no es lo suyo. Fidalgo se aprovecha mejor cuando hay que transportar la pelota a terreno enemigo. Lo que sí se nota (y agradece), es que se ve que odia a los rojiblancos como el americanista más recalcitrante. La pelota que le metió a Israel Reyes es notable.
ALEX ZENDEJAS
Estuvo desconectado un rato, pero cuando se enchufó, fue diferencial. No solo continuó su racha de goles o asistencias, sino que fue un peligro constante por derecha. Suelen bajarle con faltas. Le sentó fantástico el duelo con Javairô por esa banda.
DIEGO VALDÉS
El chileno también detesta a Chivas. El primer gol fue jugada suya (gracias, Mozo-mbito) y también asistió a Zendejas para el segundo. Estuvo probando de media distancia aunque no bajó la pelota. Se desesperó varias veces con el acelerado Chicote. Estos partidos le gustan a Diegol.
JULIÁN QUIÑONES
Mucho carácter y voluntad, pero pocas jugadas importantes. Debió ser suyo el tanto del empate y no de Mozo. Debieron buscarle más, es otro que siempre quiere aniquilar (desde su época Atlista) a los rojiblancos.
HENRY MARTÍN
Pocas chances de remate para el Capitán, pero debe hacerse notar el pase de tres dedos que le puso a Diegol para la jugada del primer gol. Voluntarioso y combativo, pero se necesita que dispare con frecuencia. Es un poco el problema de que atrás de él estén Julián, Diego y Zendejas: ese trío no teme pegarle al arco en lugar de siempre buscar la asistencia. (Salió al 84′ por Salvador Reyes)
SUSTITUCIONES
SALVADOR REYES
Participación anecdótica (Entró al 84′ por Henry Martín)
KEVIN ÁLVAREZ
El joven trisecto entró por la lesión de Isra, no porque estuviera en planes. (Entró al 90′ por Israel Reyes)
COMENTARIO FINAL
Al América le urge solventar el último Clásico el próximo sábado.
Enfrentar a los rojiblancos es ya una molestia. No hay nada que demostrarles.
Sin embargo, toca cumplir otra vez.
Lo que debieran hacer los muchachos, es volver a encajarles una tripleta de goles para demostrarles que la esperanza que sintieron, fue porque el América, en toda su bondad, decidió dársela para luego arrebatársela.
Al América le pasa lo mismo que al Tricolor cuando enfrenta a escuadras del área: se saben superiores, que enfrentarlos da pereza. Mientras tanto, los otros quieren dar el partido de su vida, y por eso los partidos se nivelan.
Para el América no significan nada las Chivas, y es ahí donde los rojiblancos sacan sus mejores artimañas para emparejar el duelo. Sin embargo, todos saben que el único rival de las Águilas en esta liga, son las Águilas mismas.
Jugando a su máximo nivel son imparables.
El problema es caer en hastío, en conformismo, en desidia.
Dicen los que saben que “el fútbol es un estado de ánimo”, y el peor peligro para las Águilas, es perderlo.
Ojo, André.
Si disfrutas del contenido que hacemos, considera invitar un cafecito a tus amigos de NidoAzulcrema.
O si prefieres, puedes dar una propina.
