
América inició con autoridad el Apertura 2019 tras vencer a Rayados 4-2 en la cancha del Azteca.
A falta de nombres nuevos en el once inicial, los reflectores enfocaron a Nico Castillo, llamado a ser ese killer que el fútbol nos ha negado durante años. El chileno marcó doblete aunque ojalá hubiera batido a Barovero en aquel mano a mano justo como Funes Mori a Marchesín.
La ración de goles invita a pensar que América desplegó un fútbol de altura. El factor determinante fue en realidad nuestro «Falcon», Renato Ibarra. El ecuatoriano sufrió el penal y colocó doble asistencia para maniatar un duro rival como Rayados. Una parcialidad abundante suele criticarle aunque él se consolida juego a juego como nuestro volante de mayor consistencia.
América evidenció falta de trabajo a causa de la escasa pretemporada de los estelares convocados a diversas selecciones. Sin embargo, la calidad individual de los gitanos se animó a manifestarse y de pronto vimos a Mateus convertir un terrible cabezazo al ángulo y a Roger Martínez recortar como en Copa América y cerrar el marcador con duro zurdazo.
Ganar desde el inicio es importante para brindar confianza de cara al naciente torneo. Herrera tiene trabajo por delante si quiere alguna vez retomar el fútbol que le caracterizó y evitar la Renato-dependencia.
PRIMER TIEMPO














SEGUNDO TIEMPO












RENDIMIENTO

Su mal despeje complicó el encuentro desde temprano. Estuvo a nada de ser sustituído a causa de aparente lesión pero se quedó en la cancha y ganó los duelos ante Dorlan a quien atajó por partida doble.

El único recuerdo de un América pasado. Nadie tiene claro por qué sigue y encima de titular indiscutible. Le hicieron trizas cada vez que Rayados intentó por su banda. Renato debió bajar más de la cuenta para auxiliar por esa zona.

Sus múltiples barridas apagaron cualquier cantidad de fuegos. Pareció nuestro único defensor. Poco que hacer en los goles visitantes.

Valdez se lo comió entero. Solo le vimos en aquel tiro libre. Si no puede estar a la altura de Bruno, traigamos a uno que sí. Su corpulencia le sirve de poco y ya hemos visto el sufrimiento que le provoca enfrentar delanteros dinámicos.

Se batió a duelo contra Dorlan y perdió. Menos mal que Marchesín estuvo ahí para evitar mayores consecuencias. Debería entrenarse con alguien que le enseñe a resguardar la posición que deja la impresión que lo que quiere, es salir corriendo por la banda hacia terreno enemigo.

Il gladiatore estuvo por debajo de su nivel. La nula pretemporada pasó factura. Se le vio poco dinámico, abarcando menos terreno del que acostumbra y cerró la noche con calambres que le hicieron salir. Cuidémosle bien y que juegue hasta que esté en condiciones. Es nuestro activo más valioso.

Queda la impresión que Herrera no le ha encontrado posición adecuada. La zona de acción de Uribe es de escasa producción. En noventa minutos le vimos en aquel cabezazo del dos a uno y en la recuperación que inició el camino al cuarto. Pongámosle más cerca del área enemiga.

Por momentos fuimos Ibarra y diez más. Su fuelle físico es interminable. Participó en las 4 anotaciones azulcremas: penal recibido, doble asistencia y bombazo cuyo rebote culminó Roger. Es el más determinante a la ofensiva.

Una libertad malentendida. El chico empezó por izquierda pero luego le vimos por doquier, pero no arrastrando la esférica, si no persiguiéndola. Si le conocemos por su buen trato de balón, pongámosle más hacia el centro, no lo hagamos correr sin sentido. No es Ibarra ni Ibargüen para pegar carreras de 40 metros cada que tiene la esférica.

Míster «Quiero Volver a Europa» jugó un partido discreto. Recibió innumerables faltas, pero se echa en falta mayor uso de la potencia física que presume tener. No fue solución a los problemas de creatividad en el último tercio.

Hizo dos de tres. Lástima que no hizo la más vistosa. Esperemos que gane en confianza y pueda colaborar con buena cantidad de goles. Eso sí, no le pidamos magia, él es rematador, característica que quizá no esperábamos, pero ahora que le tenemos en Coapa, queda claro que lo suyo es rematar contra portería y que la conducción la hagan otros.
SUSTITUCIONES

Debut apenas suficiente. No temió el ponerse «tú a tú» contra el arsenal visitante pero ganó pocos duelos en donde salió rebotado. Tengámosle confianza que no es fácil aterrizar en Coapa donde los reflectores se multiplican casi al infinito.

Vaya sufrimiento cada que es derribado, especialmente si lo embiste un toro como Nico Sánchez. Pero Jérémy no cae en desconfianza, al contrario, demuestra su clase cada vez que la tiene. Dista de ser un jugador veloz, pero no es su rol. Veloces son otros. Él hace que la esférica corra, como debe ser. Causó la cuarta anotación con aquel «taco» y tiró un par de caños que sacaron de quicio a Rayados. Esperemos que la tercera sea definitiva, que las lesiones lo respeten un rato y que Herrera se digne a darle todos los minutos que pueda.
COMENTARIO FINAL
Podemos ver el inicio desde dos enfoques.
Ganamos pero es todo mentira porque fue Renato el que maquilló carencias en zona de creación. Es decir, hicimos real el mito que reza «América nunca juega bien, pero tiene grandes individualidades».
O bien, podemos argumentar que a pesar de no tener pretemporada, logramos doblegar a un candidato al título y que cuando estemos a punto, seremos temibles en cualquier cancha.
El tiempo nos dirá cuál es el correcto.