Tardes Mágicas: El Último Grito de Gol

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A propósito del Clásico Joven que está por jugarse, hoy recordaremos una situación histórica que tiene que ver con el máximo goleador de la historia Azulcrema: Luis Roberto Alves Zague.

El hijo del Lobo Solitario se había ido de casa en 1996, pero volvió un año después, tras haber tenido una destacada participación con los Potros de Hierro del Atlante.

En la temporada de Verano 1998, nuevamente nos enfrentaríamos en Cuartos de Final al entonces campeón defensor, como lo hicimos en el torneo previo.

En esta ocasión, el Cruz Azul sería el rival. La Máquina nunca nos había eliminado en la etapa de Cuartos de Final… que por cierto, sigue sin hacerlo.

En el juego de ida, parecía que los nuestros definirían la serie sin problema ya que, al minuto 62, ganábamos 2-0 con tantos de Raúl Rodrigo Lara y Sergio Ratón Zárate… pero la Máquina presionó y al final hizo el tanto que los metía de nuevo a la serie, con un gran disparo de Benjamín Galindo.

A los cementeros les bastaba con cualquier victoria por el marcador que fuera, así que pronto salieron a atacar y de no ser por Hugo Pineda, los de la Noria habrían encontrado pronto el tan buscado gol.

Para el segundo tiempo, una gran jugada individual de Yegros puso el 1-0 a los 48 minutos. Se complicaba el panorama para nuestro equipo, que era dirigido por el Maestro Carlos Reinoso.

Pero cuatro minutos después, apareció él, nuestro ídolo, el que se mataba en la cancha, el que sentía la camiseta más que ninguno.

En un tiro de esquina, Luis Roberto Alves apareció en el área, impactando de manera extraordinaria con la cabeza, dejando el balón muy lejos del alcance de Nicolás Navarro.

Fue el gol 162 en torneos de Liga, el 192 en juegos oficiales… el conteo llegó hasta ahí. Fue el último tanto de Zaguinho con nuestra camiseta. Al momento, nadie ha hecho más.

El marcador no se movió, eliminamos al equipo cementero, en la primera de 45 temporadas consecutivas que los celestes tienen sin título de Liga.

Pero la gran importancia de este partido fue el mirar a Zague, gritar con todo, como sólo él gritaba, su última anotación con la camiseta más grande del fútbol mexicano.

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