El desdén del Club América con sus aficionados de cancha
¿Hasta cuándo pondremos un alto a estas faltas de respeto?
Me quedé pensando en los acontecimientos del partido contra Santos por la fecha 12 en el ECD.
“Alguien” debió dar el visto bueno para que se instalara aquella estructura a sabiendas de que estorbaría la visión.
Ese “alguien”, debió tener de superior “a otro alguien” que también levantó el pulgar. Y así sucesivamente, hasta reunir las firmas de todos los cómplices.
Entonces, llegué a una conclusión:
Al América no le interesa el aficionado de a pie, el que va a la cancha.
Al América le interesa que te gastes el dinero en ellos.
En el pasado, ya hemos hecho notar la “experiencia” de ir a la cancha:
Te cobran estacionamiento.
Te cobra el “viene-viene” (opcional, pero cuidado con las consecuencias).
Te cobra el “acomodador” (opcional, pero “pobre, es su chamba”).
Te retrasa la entrada el Fan ID.
Y una vez sentado en tu asiento, estas son tus opciones:
Cervezas carísimas (opcionales, pero raro no consumir ni una botella de agua).
Alimentos chatarra carísimos (opcionales, pero suele ser en horario de cena).
Ahora sí, a disfrutar del partido, suponiendo que:
No te estorbe la visión algún barandal.
No te estorbe la visión algún policía.
No te estorbe la visión algún camarógrafo.
No te estorben la visión los vendedores.
No te estorbe la visión alguna estructura random (¡nuevo!).
No se peleen por tu zona.
Y a la salida:
Caos para salir si vas en auto.
Caos si quieres solicitar un Uber.
Caos si quieres tomar transporte público.
El América se jacta de ser una institución enorme, y deportivamente lo es, pero les importa un carajo el aficionado que va a la cancha. Llegaron los títulos y con ellos, una alza considerable de precios en boletos e insumos que incrementan la frustración de quien se asoma al estadio.
La molestia radica en que se jactan de “ser muy buenos” y que “les importa la gente” con sus programas sociales.
Cada mes están lanzando múltiples campañas para hacer conciencia sobre algún tema relevante, y está muy bien, pero, ¿por qué al aficionado que se parte el lomo cada quincena para ir a ver su equipo es tratado con la punta del pie?
¿Por qué ese que paga y hace un esfuerzo adicional para sentir cerca a su equipo es tratado con indiferencia?
Cuando empezaron los abonos, incluían liguilla. Poco a poco fueron sacando beneficios hasta llegado el punto en el que un abonado tiene que ir a hacer una vulgar cola para mendigar un par de boletos cuando apoyó la campaña entera.
Al final somos culpables.
Nos puede más “el corazón de pollo” que hacer lo que hay que hacer: dejar de consumir hasta que se muestre un mínimo de respeto.
Cada día estoy más convencido de la filosofía del “Brujo” Álvaro Morales en cuanto a cómo deberíamos comportarnos con relación al fútbol.
Tiene razón cuando manifiesta que no deberíamos actuar como aficionados, sino como clientes.
Un cliente exige un mínimo de calidad y respeto tras el cobro por un producto o servicio.
Un aficionado se conforma con lo que le den.
Y eso, queridos amigos, duele un montón.
P.D. ¿Sabes cuál era la solución a la estructura?
— “Te ayudamos a reubicarte”.
Sí, seguramente pagué mi abono o asiento para que puedan cambiarme al sitio que quieran porque primero está su dinero extra que respetar lo pagado y seleccionado con un Ticketmaster que encima te cobra 20 % extra.
Son muy chingones tus amigos del Club América. No cabe duda.
En serio, hagámonos clientes, y todo va a estar mejor.