Los mejores porteros, Parte Dos

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América ha sido tierra de grandes porteros, mismos que suelen dejar huella en la memoria de los aficionados por sus grandes atajadas, su liderazgo, o por poner ese extra que los distingue del resto de sus compañeros.

Algunos guardametas han tenido un paso relativamente corto en América, pero suficiente para ser recordados con mucho afecto por los aficionados, gracias a lo conseguido en el poco tiempo que estuvieron; otros, en contraste, han dejado su grabado en piedra haciendo una longeva carrera vestido de Azulcrema, donde pudieron ganar muchos partidos y consecuentemente, varios títulos.

En esta ocasión, tenemos la lista que el Staff de Nido Azulcrema eligió como los 10 mejores porteros de la historia de las Águilas del América:

5. MOISÉS MUÑOZ

Uno de los primeros fichajes gestados por Miguel Herrera cuando llegó al América en su primera etapa. Moisés si bien llegó precedido de una fama de ser un portero bastante regular, muchos americanistas tenían la incertidumbre sobre si el rechoncho guardameta podría cubrir la salida de Guillermo Ochoa tras el paupérrimo papel de Navarrete, algo que con el tiempo se pudo comprobar que lo hizo con creces, convirtiéndose en un elemento fundamental para el funcionamiento de las Águilas que, de la mano de Muñoz, conseguiría 2 campeonatos de Liga MX y 2 títulos de Campeones de CONCACAF.

Si bien el desempeño de Moi en las Águilas fue más que sobresaliente por sus atajadas, sus excelentes salidas, el tener siempre una buena ubicación en su área y por el amor que siempre profesó por los colores Azulcremas (aún y cuando estaba en otros equipos), siempre será recordado por encima de otras cosas por ser el “Arquero del Milagro”, ya que un año antes de su momento de gloria, Muñoz sufrió un accidente automovilístico que no sólo puso en riesgo su carrera, si no que casi termina con su propia vida.

Definitivamente el punto más alto de la carrera de Muñoz fue durante el torneo Clausura 2013 de la Liga MX, ya que además de haber sido fundamental en muchos partidos con sus grandes intervenciones en su portería, la cereza en el pastel sería en la mismísima gran Final de dicha competencia, cuando después de hacer atajadas monumentales, en el minuto 93 del tiempo regular y con el marcador global en desventaja por 2 goles a 1 contra Cruz Azul, Moi se agregó al ataque y tras un tiro de esquina remató de “palomita” y luego de un desvío, el balón se incrustara en la red y le diera el empate global a las Águilas, que a la postre nos llevaría a levantar el título número 11 tras vencer a los Cementeros en tanda de penaltis, donde por cierto, Moisés se dio el lujo de también atajar una pena máxima.

4. ATAULFO SÁNCHEZ

Una verdadera figura de la historia del América, Ataulfo llegó ya con un gran palmarés al equipo en la temporada 1962-1963, proveniente del Racing de Avellaneda de la liga argentina, y desde sus primeros encuentros demostró su gran calidad bajo los tres palos, convirtiéndose en un elemento fundamental en el equipo, debido a su excelente juego con los pies, su extraordinaria agilidad y sus atajadas espectaculares; básicamente era un portero que no tenía puntos débiles, lo cual provocaba que fuera extremadamente difícil que le anotaran un gol, y por ese motivo fue conocido como “El Rey del Arco”.

Gracias a su buen rendimiento, América pudo conseguir su primer título de Liga en la era profesional de nuestro fútbol, al derrotar al Veracruz en la última fecha del torneo 1965-1966, y un torneo antes fue fundamental para ganar la Copa México de 1965 goleando a Morelia en la Final; cabe destacar que Ataulfo también fue uno de los participantes en el partido inaugural del Estadio Azteca contra el Torino de Italia y es recordado también por utilizar pedazos de algodón en diversas zonas del área para tenerlos como referencia y estar lo mejor ubicado posible.

El “Rey del Arco” estuvo desde 1962 hasta 1970 con los entonces Millonetas, con una breve estancia de un año en Necaxa durante la temporada 1963-1964, ya que, para dicha competencia, por el cupo de extranjeros en el equipo (y al darle un voto de confianza a Manuel Camacho, que era el otro portero del América en ese entonces), la directiva decidió prestarlo a los Electricistas, para regresar un año después a ganar títulos y consolidarse como un referente de la meta americanista.

3. ADOLFO RÍOS

Sin temor a equivocarnos, uno de los arqueros más seguros y espectaculares que ha visto nuestro fútbol, ya que la increíble agilidad con la que contaba Adolfo lo hacían atajar los tiros más complicados y cortar centros que parecían irse, además de contar con un liderazgo y carisma que irradiaba mucha confianza con sus defensas, que cuando estos llegaban a fallar, sabían que tenían a un arquero de primer nivel cubriéndoles las espaldas.

Rios llegó al América procedente de Necaxa en 1999, luego de una serie de muchos movimientos en el plantel, en la que, tras la salida de Oswaldo Sánchez, se buscaba traer un portero que fuera más constante en sus actuaciones. Sin temor a equivocarnos, la directiva encabezada entonces por Javier Pérez Teuffer dio en el clavo al conseguir a Adolfo, que se convertiría durante los 5 años que estuvo en América en, junto con Cuauhtémoc Blanco, en el jugador más importante del equipo, ayudando a conseguir la Copa Gigantes de CONCACAF (equivalente a la hoy Concachampions) en el año 2001 y el tan esperado y anhelado título de Liga del Verano 2002.

Gracias en gran parte la gran actuación de Adolfo Ríos en la final en contra de los Rayos de Necaxa en el torneo Verano 2002, las Águilas pusieron fin a una sequía de 13 largos años sin conseguir un campeonato, quedando como una bella estampa la atajada monumental que hizo al cañonazo que sacó el colombiano Carlos Gutierrez en los tiempos extras de ese encuentro (que en ese entonces se decidía con la regla del Gol de Oro, es decir, si metía el gol terminaba el partido), para que unos minutos después, Hugo “Misionero” Castillo anotara el gol del campeonato Azulcrema. Un par de años más tarde, Ríos se retiraría del fútbol a sus 38 años y aún en un gran nivel, dejando el marco preparado para ser cubierto por un joven Guillermo Ochoa.

2. GUILLERMO OCHOA

Tras la retirada de Adolfo Ríos, Ochoa venía desde las fuerzas básicas Azulcremas para llenar unos guantes muy grandes, y luego de sobreponerse a la imposición de un portero extranjero como Sebastián Saja, traído por el entrenador Óscar Ruggeri, Memo se encargó de escribir su nombre con letras de oro en la historia del Club América, convirtiéndose en un verdadero ídolo y jugador imprescindible para las Águilas durante sus 2 etapas con el equipo.

Ochoa se ha distinguido por ser un arquero con una elasticidad poco común, lo que lo lleva a hacer paradas espectaculares y que pocos porteros (inclusive a nivel mundial) son capaces de realizar, convirtiéndolo muy probablemente en el mejor atajador en la historia del fútbol mexicano, y gracias a esto, ha provocado muchos triunfos y evitado varias derrotas del cuadro Azulcrema en sus 16 torneos como guardameta Águila, en los que ha logrado levantar el trofeo de campeón de Liga en el Clausura 2005 y el Campeón de Campeones del mismo año, así como la Copa de Campeones de CONCACAF de 2006 y la ahora extinta Interliga en 2008.

Su enorme calidad lo llevaron a buscar nuevas aventuras en el fútbol europeo, en la que la mayoría coincide que si Ochoa hubiera estado en equipos de mayor calidad su suerte hubiera sido mejor, ya que sus cualidades como portero nunca estuvieron en tela de juicio. De igual forma, sus grandes actuaciones lo erigieron como el guardameta titular en las Copas Mundiales de 2014 y 2018, para un año después, volver a enfundarse la casaca del América con el objeto de confirmarse como uno de los mejores porteros de nuestro fútbol y conseguir campeonatos con sus amadas Águilas, con quien a sus 34 años sigue demostrando estar en un nivel superior y seguir siendo una figura importantísima del cuadro de Coapa.

1. HÉCTOR MIGUEL ZELADA

Sin lugar a duda, el mejor portero en la historia del club más grande del futbol mexicano, Zelada llegó con apenas 20 años desde Rosario Central en la temporada 1978-1979 para sustituir a Francisco Castrejón, que partiría al club Tampico al año siguiente. Si bien Héctor Miguel a su llegada al América tuvo dificultades para adaptarse al fútbol mexicano, en base a mucho esfuerzo y a tomar confianza en su gran calidad, logró que se convirtiera en un verdadero ídolo de los fanáticos Azulcremas, gracias a su espectacularidad al atajar y su carisma inigualable, además de saber jugar prácticamente como un líbero más, liberando de mucha presión a sus defensas y generando mucha seguridad en todo el equipo.

Fue un pilar en el equipo que logró el tricampeonato de liga en las temporadas 1983-1984, 1984-1985 y el torneo Prode 1985, donde en la primera de esas competencias, fue el autor de una de las jugadas más emblemáticas en la historia del América, al atajar a Eduardo Cisneros un penalti en la Gran Final en contra del rival más odiado: el Guadalajara, quedando para la posteridad la narración de Gerardo Peña tras tan importante parada: “Silencio, cámara, acción…. ¡¡¡Zelada la tiene!!! ¡¡¡Zelada enorme, enorme, enoooorme!!!”; a partir de ese momento, ya tenía su lugar asegurado en el Olimpo Azulcrema.

Durante sus 9 años como jugador de las Águilas (salió del equipo en 1988 debido a las constantes lesiones en una rodilla), el Cabezón se convirtió no sólo en el mejor portero de la competencia, sino uno de los mejores jugadores del fútbol mexicano, ya que independientemente que estuviera cobijado por un excelente plantel, su nivel estaba muy por encima del resto de los arqueros en México; por lo que en consecuencia de sus actuaciones tan trascendentes, fue incluido en la plantilla de la selección argentina que fue Campeona del Mundo en el certamen de México 1986, al lado del gran Diego Armando Maradona. En pocas palabras, para el América, Héctor Miguel Zelada es INIGUALABLE.

Conoce del 10 al 6 en: Los Mejores Porteros, Parte Uno

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