¡Rey de CONCACAF!

¡Volvemos a Japón!

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¡Volvemos a Japón!
¡Volvemos a Japón!

América se proclamó campeón de la CONCACAF Champions League tras imponerse a Tigres por marcador de 2-1 (4-1 global) en el estadio Azteca.

El título coloca a las Águilas como el más ganador de Concachampions con siete dejando en el camino a Cruz Azul que se estancó en seis.

PRIMER TIEMPO

Ambriz sorprendió a propios y extraños enviando a lo mejor de su arsenal desde el arranque. Andrade inició con Martínez en la contención. Sambueza y Darwin por las bandas mientras que arriba colocó a Oribe y Benedetto.

El mensaje era claro: no nos vamos a guardar nada.

Y fue así durante los primeros seis o siete minutos. Tigres quería recortar distancias pero América respondía con la misma intensidad.

Sin embargo, el mensaje se desvaneció poco después del minuto diez. Quizá el plan original era hacer un gol rápido considerando que Tigres iba a querer descontar lo más pronto posible.

No ocurrió. Ninguno de los equipos logró su objetivo. Entonces pasamos al plan B. El que le gusta a Nacho: replegarse y salir de contragolpe.

Pero tampoco ocurrió. América se quedó atrás rechazando los intentos felinos que no gozaron de mucha creatividad a la hora de atacar y el encuentro adquirió tintes tediosos. Tampoco vamos a decir que fue una final emocionante de inicio a fin.

Parecía que el marcador no se movería durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

El problema del parado defensivo, es que debe rozar la perfección y América no fue perfecto. Un despeje interceptado a Samudio rebotó al corazón del área y cayó a un felino que pateó con fuerza hacia González quien con las piernas rechazó hacia donde estaba Goltz. El argentino quiso despejar pero no logró contactar de lleno y el balón quedó a Gignac quien la puso pegada al poste para acortar distancias.

La tensión se apoderó del encuentro. Tigres se lanzó hacia el frente en búsqueda de otro zarpazo y América afiló el pico por lo que los roces se hicieron presentes teniendo como principales protagonistas a Damián Álvarez que suele perder los estribos contra América y Sambueza que… ya conocemos al argentino y ese estilo provocador que maneja.

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SEGUNDO TIEMPO

Darwin no pudo continuar y Guerrero tomó su lugar. Entonces se volvió a la formación que América conoce y domina: 4-2-2-2 en donde la contención estuvo a cargo de la dupla Martínez-Guerrero con Sambueza y Andrade intercambiando bandas en la zona de creación.

América adelantó líneas y empezó a jugar en la cancha de Tigres pero faltó el último toque. Las jugadas morían en saque de meta o la esférica llegaba a Nahuel Guzmán sin dificultad.

Al sesenta y cinco entró Michael Arroyo. El ecuatoriano es casi siempre una incógnita aunque en encuentros definitivos ha estado apareciendo con relativa frecuencia.

Y así como hace dos años, lo volvió a hacer.

Solo tres minutos después de su ingreso, tomó la esférica por la izquierda y giró hacia su derecha dejando a dos hombres de Tigres en el camino. Entonces preparó el fusil pero cambió de planes en el último segundo y rompió la cintura del defensor más próximo con un nuevo amague y lo dejó tendido. El ángulo de tiro se esclareció y con un zapatazo de media distancia pegado al palo colocó la igualdad en el marcador desatando la locura en el graderío azulcrema.

Tigres aceptó que no había más que hacer. Necesitaban tres goles en veinte minutos y aunque no bajaron los brazos, no se volcaron hacia el frente.

La cereza al pastel llegó al ochenta y seis cuando Samudio cobró venganza de aquel despeje bloqueado que derivó en el gol de Gignac. El paraguayo entró a toda velocidad al área y fue derribado. Penal. Penal. Penal.

Martínez se plantó tras la esférica y las redes debieron estirarse al máximo para no romperse tras el descomunal disparo del paraguayo que colocó el 4-1 definitivo.

El árbitro miró el cronómetro al noventa y dos y dio por terminada la Concachampions 2015-2016 con el bicampeonato azulcrema.

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COMENTARIO FINAL

Más que un logro, el título era obligación dado el bajo nivel del certamen. Tigres ha sido el rival más fuerte en los dos años y se les venció bien pero no hay que perder de vista la calidad de los rivales en general.

El título ayuda a la estadística y se verá bien en las vitrinas haciendo más imponente nuestro palmarés. También tiene el añadido de que servirá para tener revancha en el Mundial de Clubes a jugarse de nuevo en Japón para el mes de Diciembre.

Ahora bien, dejando de lado el tema de la celebración, hay que hablar de las repercusiones. Todo título deja situaciones positivas como las que hemos hablado y otras que no lo son no tanto, dependiendo claro está de lo que espera cada quien del equipo.

Este título garantiza la permanencia de Ambriz. Se puede argumentar que Peláez «corre» a los que ganan títulos pero esta ocasión no será así porque ha encontrado en Ambriz un entrenador que «no se le sale del molde». Por tanto, todo aquel que desee un nuevo técnico para el próximo torneo deberá ser paciente otro rato.

Peláez se salió con la suya. Él ha sido un eterno defensor de que «abrir la cartera para traer nombres no necesariamente gana títulos» y vencer a Tigres quien es el equipo que más invierte le hará aferrarse a esa idea más que nunca. Así que si usted, lector águila, pensaba que ahora sí podríamos traer a algún nombre importante, sea paciente porque no ocurrirá en el futuro cercano.

Por lo pronto, se terminó el torneo con final feliz y ahora toca enfocarse en la liga que el segundo lugar pende de un hilo y tener al Azteca para los juegos de vuelta en liguilla es un plus que debe aprovecharse siempre.

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