103 Años

Aniversario_103_Club_America
Un año más de grandeza

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Un año más de grandeza

Este 12 de Octubre de 2019, las Águilas del América cumplen 103 años de existencia. Para celebrar este nuevo Aniversario del Club , le solicitamos a los miembros del Staff del Nidoazulcrema.com que pusieran en papel sus sentimientos por el más grande de México.

Todo comenzó en la 93-94. Mi primer recuerdo como futuro americanista fue el cabezazo de Edson Zwaricz batiendo a Adrián Chávez. Ese día me envolví en los colores Azulcremas. Don Leo llegó al poco tiempo e inició mi americanismo de tiempo completo. Jornada a jornada disfruté de Biyik, Kalusha y la macarena con Del Olmo. Buenos tiempos.

Cuauhtémoc y su estilo marcaron época. Uno de mis juegos favoritos fue el América 6-3 Tigres de la 98’. Se ganaba nada en aquel entonces, pero el Temo y su irreverencia lo hicieron tolerable. Ser americanista se convirtió en un estilo de vida. Uno contra diecisiete. Cada semana, cada mes, cada año y por el resto de mis días.

Por este equipo he hecho todo. Desde aquellos días que Sky me obligó a buscar un bar o restaurante; fingir indisposición para escapar de compromisos o pagar precios ridículos con tal de estar apoyando a los muchachos en todo momento, todo lugar.

La cereza al pastel fue la creación de este portal Azulcrema. Doce años escribiendo tinta electrónica, partido a partido, fichaje a fichaje, noticia a noticia. Algunos le llaman devoción, yo le llamo estilo de vida.

¡¡¡FELICES 103 AÑOS, QUERIDO CLUB AMÉRICA!!!

Es difícil poner en palabras lo que significa esta pasión Azulcrema que me ha acompañado toda la vida. De los 103 años de historia americanista, he tenido la fortuna y privilegio de acompañarlos en 40. Además, he sido testigo de los momentos más exitosos de la historia. De 17 títulos de liga oficiales, he vivido 10.

Asimismo, nunca he sido partidario de aquellos que se dicen más aficionados que otro, cada uno vive su pasión a su manera y nunca habrá un mejor o peor aficionado. El amor fútbol y a un equipo es algo personal y no se debe medir contra el de otro. Por ejemplo, el América ha sido una constante en mi familia desde su creación. Mi abuelo fue americanista desde que Récord y compañía rompían la Liga Mayor, mi padre lloró en el estadio el adiós de Enrique Borja, con mi madre y hermanos festejamos con locura el campeonato de 2013 y así, las Águilas han sido parte importante de nuestra vida. No existe la historia familiar sin el Azulcrema. Portar el escudo es parte esencial de nuestra forma de vivir y entender la vida. El América ha estado presente en momentos significativos, así como en momentos tristes. Ya lo dije, no hay una sin la otra.

La pasión que envuelve la casaca, el escudo, el estadio, los jugadores, la afición y la historia del América está presente siempre. Con las Águilas he tocado el cielo y he sido feliz hasta las lágrimas, así como he conocido el infierno a través del terrible sabor de la derrota y la decepción. Pero afortunadamente el resultado es efímero, tenemos la fortuna de amar algo que cada 7 días podemos vivir como si fuera la primera vez. Ver saltar al campo a los 11 americanitas, sin importar el año y los actores, cada inicio de partido me genera la misma ilusión que sentía cuando era un niño y creo que nunca la perderé. Seguro estoy que yo me iré, pero el siguiente fin de semana habrá 11 vestidos de amarillo listos para disputar 90 minutos y la siguiente generación estará presente en el estadio preparada para apoyar y continuar con la tradición familiar.

¡¡¡FELICIDADES AMÉRICA!!! ¡¡¡AZULCREMA POR SIEMPRE!!!

Durante años he escuchado a aficionados decir que al América hay que apoyarlo con todo y no criticarlo, yo nunca he estado de acuerdo. Las Águilas no son una pasión simplemente, es algo más, es como si fuera, por ejemplo, tu mejor amigo, es por eso que me enojo cuando pierden y celebro en grande cuando ganan.

El América es especial, es único. He tenido la fortuna de viajar a otros países y en verdad les digo que en muy pocos casos he visto lo que genera para bien o mal, es por eso que siempre me enorgullezco de portar la casaca Azulcrema.

¡¡¡FELICIDADES AMÉRICA!!!! ¡¡¡QUE EL VUELO NUNCA PARE!!!

Yo vengo de una familia en la que el deporte nunca fue un tema importante, ya que mi papá era más dedicado a su trabajo y estudios, y mi mamá al arte, al único que le gustaba el fútbol era a mi hermano mayor, que cabe señalar es un villamelón de primera, ya que cambiaba de equipo como de ropa interior. Cuando era muy pequeño el único deporte que me gustaba era la lucha libre, pero poco a poco le fui tomando gusto al fútbol, ya que era lo único que se practicaba en la primaria, y teniendo unos 7-8 años empecé a seguir los partidos por la televisión, e inmediatamente acaparó mi atención un uniforme llamativo y bastante colorido, con jugadores que movían rapidísimo la pelota y metían muchos goles cada semana, ese equipo era el glorioso América de finales de los ochentas.

Algo que alimentaría poderosísimamente mi apenas naciente americanismo fue que un par de años después, llegó al equipo el único jugador que yo conocía, el gran Hugo Sánchez directamente del Real Madrid, por lo que me dije a mi mismo: “Este es al equipo al que le voy a ir”. Como todos sabemos, la aventura de “Hugol” como Azulcrema duró solo una temporada, y durante el torneo siguiente el paso del equipo fue irregular, jugaban mal y perdían muchos partidos, y como comenté en el párrafo anterior, en mi sangre había cierta influencia villamelona, por lo que estuve tentado a cambiar de equipo, ya que el Atlante en ese entonces estaba jugando de forma espectacular (y a la postre sería el campeón), mientras que las Águilas hilaban derrotas consecutivas semana a semana. Entonces el día decisivo llegó: Los poderosos Potros de Hierro del Atlante se enfrentaba a las alicaídas Águilas del América, y en ese momento determiné que “Al que gane entre estos dos, a ese le voy a ir”; el destino estaba marcado desde siempre, ya que el resultado final fue sorpresivo: América 4-2 Atlante.

A partir de ese momento, mi americanismo se arraigó en mi corazón y no ha pasado un solo día en que deje de amar a este equipo tan grande, el que todo lo puede, al que jamás hay que dar por muerto. He llorado por las Águilas, me he lastimado el pie dando patadas a los muebles cuando pierden, he tenido que pagar apuestas ridículas por sus derrotas y aguantar las consecuentes burlas, pero son más las alegrías que mis Aguiluchos me han dado en mis treinta y tantos años, y sobre todo el orgullo de ser fanático de una institución, una pasión, una forma de vida llamada América.

¡¡¡MUCHAS FELICIDADES AMÉRICA!!!! ¡¡¡QUE VIVA EL MAS GRANDE!!!

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